La educación puede y debe ser objeto de
conocimiento teórico. Pude ser objeto de
conocimiento teórico porque está regida por fines y principios filosóficos
orientadores, donde la referencia permanente es el hombre, en situación
contextual y como individuo.
Debe ser objeto de conocimiento teórico
porque la dimensión práctica de la educación exige aportaciones teóricas para
sustentar su función educadora en las relaciones educativas básicas:
profesor-contenido-alumno-institución.
A partir de los fines de la educación y
de sus principios filosóficos orientadores se plantean intencionalmente las
acciones educativas; a partir de éstas se estructuran las acciones de
enseñanza, haciendo uso de procedimientos y técnicas didácticas. El objetivo de la acción educativa docente en
la relación básica citada anteriormente es enseñar de la mejor forma el
contenido de la enseñanza y generar, en las mejores condiciones de calidad, el
aprendizaje de los estudiantes.
Si el fin de la escuela es el
conocimiento se estaría pasando por un estado de intercambio de saberes tanto
dentro de una práctica y de una teoría ya que debe existir un balance dentro de
estas dos posturas.
En el desempeño de la practica educativa
no se podría trabajar sin esa oscilación entre la teoría y practica ya que la
educación por si misma esta ligada a pasar un proceso de técnicas que nos
permitirán conocer que vamos a hacer y de que manera vamos a lograrlo para que
en la practica se cumpla el cometido del conocimiento por ejemplo: como podemos
ser buenos jugadores de futbol sin saber técnicas para poder enfrentarse al
equipo oponente en la practica, es por eso que la educación no se pierde de la
oscilación entre teoría y practica.
En resumen, el objeto de la pedagogía es
la dimensión práctica de la educación, situada en la relación básica
profesor-contenido-alumno-institución.
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